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21 Aprendizaje en línea: Factores críticos Los enfoques eficaces de la educación en línea también deben tener en cuenta las competencias y características básicas del alumno. Desde el punto de vista demográfico, existen diferencias constantes entre los estudiantes en el campus y en línea (Bailey et al., 2014). Por ejemplo, parece que hay más mujeres que hombres que eligen las modalidades de estudio en línea (Price, 2006). Además, los estudiantes en línea suelen ser mayores que los estudiantes en el campus, siendo muchos de ellos estudiantes de "edad madura" entre los 25 y los 50 años (Moore y Kearskey, 2005). Esto también presenta una rica oportunidad para mejorar el entorno de aprendizaje a través de la incorporación de algunas de las experiencias de vida de los estudiantes mayores en línea (Boston y Ice, 2011; O'Shea et al., 2015). Greenland y Moore (2014) también señalaron la posibilidad de que los compromisos laborales inesperados y/o las agendas de trabajo apretadas contribuyan a las interrupciones y los abandonos de los estudiantes. En cuanto a los factores que influyen en la elección de los estudiantes para estudiar en línea, hay pruebas de que los estudiantes que optan por estudiar en línea eligen la flexibilidad (es decir, la conveniencia) sobre el valor percibido de estudiar en el campus (Bolliger y Martindale, 2004). Es probable que esta flexibilidad se priorice debido a que muchos estudiantes en línea se encuentran en una etapa de la vida más avanzada que los estudiantes más jóvenes en el campus, por lo que el estudio debe acomodarse a los compromisos laborales y familiares. Sin embargo, el origen de la exigencia de flexibilidad también conlleva complicaciones adicionales: se ha comprobado que factores como la edad, el género, el historial educativo, las obligaciones laborales y los compromisos familiares repercuten, a su vez, en las tasas de finalización de estudios en entornos de educación terciaria (Tsay et al., 2000; Colorado y Eberle, 2010). Convertirse en un alumno en línea supone diferentes exigencias para los estudiantes. La calidad y la naturaleza fundamentales de la experiencia de los estudiantes cambian en los entornos de aprendizaje en línea y pasan a depender más de los modos de comunicación asíncronos. Las interacciones también se producen a través de una variedad de métodos, incluyendo la interacción entre el alumno y el contenido, entre el alumno y el instructor, y entre el alumno y los compañeros (Bolliger y Martindale, 2004). Esto requiere un enfoque más proactivo y autodirigido por parte de los estudiantes (Brown, 1997; Tsay et al., 2000; Khiat, 2015; Kırmızı, 2015). El aprendizaje autorregulado, en el que los estudiantes utilizan habilidades metacognitivas para planificar, implementar y reflexionar sobre su aprendizaje, se ha asociado cada vez más con mejores logros académicos (Johnson, 2015; Khiat, 2015). La participación activa en los materiales académicos, y con los instructores y compañeros, se ha enfatizado como un componente central del aprendizaje exitoso para los estudiantes (Pascarella y Terenzini, 2005). En un estudio, se descubrió que la falta de interacción social era el mayor obstáculo para el éxito de los estudiantes en línea (Muilenburg y Berge, 2005). Las conexiones significativas con la institución son un ingrediente clave para el compromiso de los estudiantes (Pascarella y Terenzini, 2005). Sin embargo, no toda la responsabilidad del compromiso efectivo en los cursos en línea recae en el estudiante. Existe una responsabilidad institucional y del profesorado para crear una estructura inclusiva y de apoyo en la que los estudiantes puedan participar en interacciones sociales y en la que se pueda fomentar un sentido de comunidad (en línea), como se ha puesto

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